Amo a mi madre como un niño de 8 años, pero me gusta estar solo, como un anciano octagenario.
Me siento como de 30, pero el espejo dice que al parecer tengo al rededor de 50, aunque cuando pregunto, dicen que seguro tengo 60.
Disfruto todo tipo de música, desde los tambores prehistóricos, hasta los ritmos y letras actuales que muestran nuestra decadencia.
Me tacharon con el lema de la crisis de los 40, porque nada más pude empecé a disfrutar el aire en la cara y la libertad de mi motocicleta, sin embargo, de eso tiene más de 10 años, y ahora también me llena de vida andar en mi bicicleta.
Disfruto tanto del mejor hotel como un hombre serio y maduro, como de la fogata al anochecer en una montaña perdida, sin más señal que la de las estrellas, y la curiosidad de una que otra ardilla.
Tomo cerveza como a los 20’s, trabajo duro y soy coqueto como a los 30’s, tengo varios retos por delante como a los 40´s, busco la perfección como a los 50’s, viajo y escribo queriendo dejar huella como a los 60´s, leo tantos libros como podría a los 70’s, y a veces todo me importa un carajo, como si tuviera 80.
Santo dios, más de una dijo cuando el padre de sus hijos se puso un arete, la verdad es que estaba borracho y rodeado de amigos, que al decirme “a que no te atreves”, ahí se quedó en mi oreja izquierda para siempre.
Hoy puedo decirles, que un día de estos nos podemos encontrar, quizá me vean de corbata y mancuernillas firmando libros, quizá jugando dominó en un café con otros 3 caballeros, o en una cantina con 3 obreros, quizá en la nada con 5 días sin bañarme, quizá en la piñata de un nieto, talvez en una rodada de motos o en un concierto, bajando a toda velocidad en mi bici de una colina, u ojalá sea intentando seguir siendo un casanova, en la penumbra de un lugar discreto.
Solo tengo un problema grave y es que no quiero llegar a viejo, y le pido por favor a los dioses, que ni de loco venero, que me lleven cualquier día de estos, cuando mi presencia sea una monserga, en este universo.